¿SE PUEDE ENSEÑAR LA ATENCIÓN A LOS NIÑOS?

“El verdadero arte de la memoria es el arte de la atención.” John Samuel

  1. EXPERIENCIAS DE LA VIDA DIARIA
  2. LA FUNCIÓN DE LA ATENCIÓN EN NUESTRO CEREBRO
  3. APRENDER A CULTIVAR LA ATENCIÓN
1. EXPERIENCIAS DE LA VIDA DIARIA

Vivimos en un mundo rápido, poblado de imágenes y saciado de elementos tecnológicos que han convertido el mundo de nuestras relaciones y de nuestros aprendizajes en una especie de jungla donde los pensamientos son como monos que saltan de un árbol a otro sin encontrar un momento de descanso. Parece que casi nunca estamos donde deberíamos estar ni vivimos en el presente como sería necesario. El otro día observava a una madre con el móvil, en un trayecto de autobús, absorta en sus cosas mientras su hijo le hablaba.  Ella contestaba de forma automática sin prestar casi atención a su presencia. Pero no es éste un ejemplo aislado. ¿Quién no ha visto a un grupo de adolescentes sentados en un banco o en un parque metidos literalmente dentro de sus aparatos móviles y sin hablar o interactuar entre ellos? Se calcula que en Estados Unidos los adolescentes pueden llegar a enviar o recibir más de 1000 mensajes al al día, unos 10 por cada hora que pasan despiertos. Los niños de hoy en día crecen rodeados de una nueva realidad que potencia su desconexión en relación a sus semejantes y, al mismo tiempo están más conectados a sus máquinas, una situación que empieza a resultar inquietante.

El cerebro infantil, y concretamente sus circuitos sociales y emocionales, aprenden de la interacción y el contacto con las personas del entorno. Si el tiempo lo invierten en sus pantallas es evidente que el deterioro de esos circuitos está en juego. También los adultos reciben esas influencias y la sociedad en general. Hoy se sabe que la publicidad se está adaptando a los tiempos que las personas toleran los mensajes. Si durante el primer minuto no se capta su atención, todo el mundo echa mano a su teléfono en busca de un mensaje nuevo. Y por supuesto, si hablamos de nuestra capacidad de escucha, observamos que se está convirtiendo en normal atender a nuestros mensajes en medio de una conversación o mientras comemos en compañia. Pero ¿qué podemos hacer para ser más conscientes de la situación y abrir nuestro foco?

2. LA FUNCIÓN DE LA ATENCIÓN EN NUESTRO CEREBRO

La atención constituye una función mental que, pese a ser poco reconocida en la actualidad, determina en un grado muy elevado nuestro modo de andar por la vida y nuestro grado de consciencia de la misma. Las personas con dificultades de atención muestran no sólo dificultades de aprendizaje sino también en sus relaciones y en la forma como viven su realidad. En los niños está claro que supone serios handipcats en sus aprendizajes que, en muchas ocasiones, van a afectar a otras áreas de su personalidad, como dice Daniel Goleman “ la atención es la base del aprendizaje”, cuanto más puedan concentrarse más aprenderán. Hoy en día ya existen escuelas tanto aquí como en el resto del mundo que entrenan la atención a través de herramientas como el mindfulness y que ayudan a los niños a tomar consciencia de sus distracciones y a focalizarse. El entrenamiento es esencial para potenciar su desarrollo. La atención es como un músculo, cuanto más entrenamos más se desarrolla. Nuestro cerebro quiere aprender a prestar atención. Éste es el primer factor a desarrollar para adquirir qualquier aprendizaje. Es importante, por tanto, fomentar el trabajo con la atención en las escuelas y tener en cuenta que si se entrena desde pequeños los beneficios serán importantes cuando crezcan. Trabajar desde la consciencia y la prevención es el mejor camino para evitar problemas en el futuro. Una sociedad con tantas distracciones como la nuestra no ofrece el mejor modelo para potenciar el trabajo con la concentración pero la consciencia de las dificultades que encotramos ahora en los niños y las niñas es el primer aviso para incorporar nuevas herramientas que potencien el bienestar tanto de los profesores como de los alumnos. Para ello es imprescindible que conozcamos cómo funciona nuestro cerebro y adecuar los programas a las personas y al entorno.

3. APRENDER A CULTIVAR LA ATENCIÓN
  • Introduzcamos ejercicios diarios donde especificamente se trabaje la atención.
  • Hagamos de esos momentos algo divertido y sobretodo adecuemos las actividades a las edades de la población que tenemos delante.
  • Trabajemos con el mindfulness para ayudarles a conectarse a través de su respiración.
  • Entendamos que la atención también se agota y necesitamos periodos de descanso donde la mente se relaje y se desconecte.
  • Conectemos a los alumnos con la naturaleza. Imágenes en la clase que nos ayuden a levantar la mirada y penetrar en un nuevo paisaje que les descargue de su esfuerzo.
  • Llevemos a los niños y a las niñas al campo donde puedan conectar con la naturaleza.
  • Potenciemos la creación de huertos donde puedan trabajar a partir de sus sentidos.
  • Potenciemos el juego o el trabajo interactivo donde se respeten los turnos de palabra y se fomente la escucha.
  • Organizemos tutorías donde el debate o el conocimiento mútuo les dé herramientas de autoconocimiento y de habilidades sociales.
  • Busquemos espacios donde se conecten con ellos mismos y aprendan a dirigir su atención. La meditación es una buena fórmula.

Pero antetodo seamos un buen modelo para ellos. Nuestra conducta y nuestra actitud es su referencia.

 

Cristina López

Psicóloga.

Desde Bonamind pensamos que todo es posible con conexión, emoción y motivación.

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