CÓMO POTENCIAR LA COMUNICACIÓN CON NUESTROS HIJOS

“ Los niños son educados por lo que hace el adulto y no por lo que dice” Carl Jung

  1. SOCIEDAD Y COMUNICACIÓN
  2. LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES
  3. ESTRATEGIAS QUE POTENCIAN LA COMUNICACIÓN
1. SOCIEDAD Y COMUNICACIÓN

En una sociedad con un alto grado de medios de comunicación, de tecnología que  la refuerza y muchas formas de obtener información, parece paradójico plantearnos cómo conectar con nuestros hijos. Sin embargo la realidad confirma que los padres, a pesar de la información a la que tienen acceso, se sienten en muchas ocasiones perdidos e inseguros en relación a la educación de sus hijos. Las fórmulas heredadas de anteriores generaciones parece que necesitan actualizarse en una población de niños, niñas y  jóvenes que viven en un mundo digital, predominantemente visual, de refuerzo inmediato donde las relaciones están, muchas veces, mediatizadas por la tecnología.

Los especialistas aún no saben qué impacto tendrá esta tecnología en las mentes o incluso en la personalidad de esta población cuando sean adultos pero mientrastanto los padres, las escuelas y la sociedad en general deben lidiar con la educación de estos jóvenes y además con la responsabilidad de que ellos son la sociedad del futuro.

Quizás el esfuerzo de muchos por comprender una sociedad tan cambiante hace que perdamos de vista que en la educación trabajamos sobre ciertos pilares en los que descansan los valores y los principios de cada persona y revisarlos y actualizarlos es importante para dar cabida a nuevos enfoques, nuevas miradas y sobretodo porque es responsabilidad del adulto acompañar y ofrecer un modelo en el que niño pueda reflejarse, pueda aprender.

Es en este punto quizás cabría hacernos la siguiente pregunta. ¿ Qué pueden hacer los padres y las madres para sentirse mínimamente  seguros y confiados en relación a su función como padres?

Uno de los aspectos importantes es la formación, no sólo la información, es decir mantener sus preguntas activas respecto a cómo mejorar la relación con sus hijos y atreverse a llevar esos pequeños cambios a la acción, a la práctica. En ese sentido existen profesionales dispuestos a acompañarles y poco a poco abrir líneas de acercamiento donde el factor humano, el contacto, la conversación, el vínculo seguro sean ingredientes necesarios para conseguir disfrutar de la aventura de ser padres.

2. LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES

A modo de ejemplo podríamos extraer algunas preguntas que se plantean en los talleres de formación donde los padres intentan buscar alternativas o respuestas a situaciones que se encuentran en su vida cotidiana.

 

  • Mi hijo no me obedece o no me hace caso

Esta es una demanda muy frecuente. Qué hacer para que mi hijo me obedezca. Evidentemente dependiendo de la edad evolutiva de la que estemos hablando las realidades son distintas. En los niños en la Etapa Infantil los padres se ven en situaciones de falta de límites o de exceso de sobreprotección donde las estrategias se van agotando y las situaciones de falta de control o de pérdida de confianza en ellos  mismos son frecuentes. En el caso de los adolescentes las situaciones se pueden complicar porque es una etapa de muchos cambios donde el cerebro, sobre todo el área prefrontal, aún no ha madurado lo suficiente y por otro lado el lenguaje, el vínculo y la relación con nuestros hijos ha cambiado respecto a etapas anteriores.

Tanto en un caso como en otro la revisión de estrategias, el tomar conciencia de que cada etapa requiere mínimamente de nuestra presencia y de nuestra intervención es fundamental para sentir que acompañar a nuestros hijos es no solo una tarea emocionalmente inigualable, sino estimulante y llena de retos y de recompensas.

 

  • ¿ Debo castigar a mi hijo ? ¿ Es efectivo el castigo?

La palabra castigo corresponde a un modo de educar que desde la psicología contemporánea estamos intentando reorientar y reeducar tanto el concepto como el enfonque. Educar solo desde el castigo o la amenaza no es una buena herramienta para implementar conducta a largo término pero no solo eso sino que los resultados muestran que no potencia los aspectos positivos de las personas y genera un vínculo basado en el miedo y la inseguridad. Actualmente se habla desde la disciplina positiva de intentar bucear en el interior del niño para comprender el por qué de su comportamiento y desde ahí poder potenciar otros comportamientos más adaptativos para todos. Así pues no hablemos tanto de restar, de conectar desde la negatividad, provocando respuestas solo reactivas a las conductas del niño e intentemos conectar con su corazón para comprender que si queremos dar un buen modelo debemos también revisar el nuestro. Desde la reflexión y la flexibilidad podemos intentar caminar juntos aprendiendo que educar significa también extraer el máximo potencial de nuestros hijos.

 

  • Cómo gestionar el uso de las nuevas tecnologías

La tecnología  ha sido el gran descubrimiento del siglo XX que ha permitido comunicarnos con personas de todo el planeta así como informarnos de las cosas que están pasando en el mismo momento que pasan en cualquier parte del mundo. El problema no es el descubrimiento sino el uso adecuado de dicho instrumento. Para dejar en manos de nuestros hijos una herramienta tan potente es importante en primer lugar que nosotros conozcamos mínimamente su funcionamiento y luego que sepamos gestionar su uso. Primero nosotros como modelo y después establecer los tiempos y las formas en nuestros hijos. Ya hemos comentado que estamos ante una generación digital que ha nacido rodeada de móviles, ordenadores, plays,…Es evidente que ésta es la realidad. Ahora bien, ¿ qué hacemos con ella? ¿ Cómo encajamos todo esto en la educación? ¿ qué pone o que quita en nuestra interacción diaria con nuestros hijos? Algo muy importante es saber que nada puede suplir nuestra presencia, nuestras cariacias, nuestras palabras. Así que intentemos educar en sensibilidad, criterio, respeto hacia nosotros y los otros, responsabilidad. Si no perdemos de vista nuestros valores cualquier avance debe sumar y no restar.

 

  • Cómo potenciar la educación emocional en nuestros hijos

La educación emocional es una cuestión inherente al ser humano. Si algo somos es emociones. En la formación de padres muchas veces es necesario que ellos mismos se hagan preguntas respecto a qué entienden por emoción, cómo las reconocen y cómo las gestionan. Es difícil educar desde el desconocimiento y sobretodo es difícil entender a los niños y a los jóvenes si nosotros n

co empezamos por saber en qué estado emocional nos colocamos delante de ellos. No podemos hablar de seres humanos ni de funciones cerebrales sin entender que somos un compendio de tres cerebros: uno instintivo o llamado reptiliano, otro límbico o emocional y el más evolucionado situado en la corteza frontal cerebral.
La educación emocional es tan necesaria como aprender a leer o a escribir o  saber matemáticas. Sin ella el aprendizaje no es significativo y sobretodo sin ella el individuo se ve controlado por sus circunstancias y raptado por su mente perdiendo algo importantísimo que es la libertad de elección. Por tanto, para fomentar la autonomía y la responsabilidad es necesario hacer trabajar conjuntamente al corazón y a la razón.

3. ESTRATEGIAS QUE POTENCIAN LA COMUNICACIÓN

Como primera y prioritaria no perder de vista que la mejor estrategia es el ejemplo. El aprendizaje bicario es aquel por el cual se aprende por imitación y los mejores modelos educativos en los primeros años de vida son los padres.

Si tuvieramos que resaltar alguna más sería:

  • La escucha. No existe comunicación posible sin una escucha activa, consciente, prestando atención a las palabras.
  • El respeto. No podemos interrelacionarnos sin unos límites que nos den seguridad y confianza.
  • La responsabilidad. Generar actos adaptados a la edad de nuestros hijos para aprender a potenciar su autoestima.
  • La autonomía. Si evitamos la sobreprotección y generamos vínculos seguros ganaremos en equilibrio y evitaremos frustraciones.
  • La flexibilidad.  Poder aprender de los errores y fomentar compromiso y confianza.
  • La presencia. Estar presentes significa conectar con el momento y dedicar tiempo de calidad. Somos guía y como tal debemos cuidar nuestros actos y nuestras palabras.

Disfrutemos del oficio de ser padres y acompañemos a nuestros hijos en el camino de su crecimiento.

 

Cristina López.

Psicóloga.

Desde Bonamind pensamos que todo es posible con emoción, conexión y motivación.

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